¿PREPOTENTE YO? - 25/03/2020



(Parodia)

          Cuando se despierta se inclina hacia ella que yace perfecta a su lado. Su beso de buenos días vuelve a sentirse extraviado sobre unos labios siempre más gruesos que ayer pero menos que mañana. Ella ni se inmuta. Demasiado botox. Se levanta y camina como un cowboy que ha perdido el caballo hasta llegar al inodoro para hacer su primer pipí del día. Mientras admira su larga erección, su cerebro ya ha saltado al automático de su vida monográfica. Se da media vuelta y se contempla en el espejo. Admira su tableta, se cuenta las pastillas. Las mismas que ayer, se dice contento. ¡Suuuuuuu!, ruge con tórax de gorila. Pasa los dedos por el cuero cabelludo, pelado ayer un milímetro más en los costados. Decide que dejará crecer aún más el pelo de la coronilla porque quiere un moñito como el de Bale, para que vea que a él le sienta mejor. Solo por eso. Le jode, Bale. Prueba a hacérselo con su breve penacho y baja a consultarle al servicio si le favorece. El servicio ve una escobilla pero dice que sí, que mucho más guapo, y se va satisfecho a desayunar. Junto al plato, infinidad de notas de su mamá que le dice a diario que le adora en todas las versiones posibles. Deja las notas y pone el vídeo de la entrevista de ayer que le catapultó a los telediarios y a las redes. Genial declaración, la suya. “¿Prepotente yo? Yo no soy potente”, asegura sin advertir que su castellano le gasta bromas pesadas. Y añade muy convencido mientras la nuez le sube y le baja casi horadándole el cuello: “No lo necesito”. Y cubierto de gloria, arremete con su desayuno de rey.

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